Sobre el articulo publicado en El País el 11.04.10 “La confesión de Clinton”
Por fin, cuando pensábamos que nunca un presidente de los EE.UU. reconocería las causas de la pobreza estructural en el mundo, el señor Clinton reconoció durante la presentación ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, en Washington, que él es la persona responsable de que Haití perdiese la capacidad de alimentar a su pueblo durante su mandato. Dijo, “Fue el resultado de algo que hice yo. Nadie más”.
“la cuestión no es pobreza o riqueza. Y para muchos, el problema aparentemente está en quién hace las leyes. Pero, sí los ricos las hacen, las harán en su propio beneficio, sí las hicieran los pobres, actuarían de la misma manera.” Por tanto, el problema no es que el poder legislativo este en manos de pobres o ricos, sino la legislación en si misma. Las formas de legislar son el problema, pues ya no es ningún secreto que el Estado, no tiene como prioridad a los individuos que lo conforman, sino que la prioridad viene orientada por quienes controlan los mercados, y quienes controlan los mercados no son gobiernos, son instituciones privadas. Por tanto, la supresión de los aspectos legislativos de la Organización Mundial del Comercio, del FMI y de las políticas del mercado libre es también lo que hay que admitir. Por que lo que están haciendo es legislar en su propio beneficio. Admitir también que el mundo se encuentra en un movimiento de tiempos y que nos hemos acostumbrado demasiado pronto a éste estilo de vida, a estos mercados y a estas legislaciones internacionales. ¿Y Porqué?
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